Lo que el agua no se llevó
Y así queda el frente de mi edificio, visto, claro, desde el tercer piso, después de un día de lluvia intensa, rayos y truenos incesantes en el horizonte, una cámara digital, una población mugrienta, una sed inexplicable, unos cuantos pesos, una tienda de abarrotes, un H. ayuntamiento deplorable, una alcantarilla tapada, árboles débiles y una chamaca en la computadora subiendo imágenes a Internet.
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